7.14.2007

El efecto Canada-Prozac

Bueno, los días de viaje han terminado, estoy en mi primer día de regreso en el laboratorio, una compañera me ve y me pregunta "Oye Jetza, qué te hiciste que te ves diferente", me quedo pensando (verdad que me puso a pensar) porque en verdad jamás he cambiado, por más que intento renovar mi imagen, no puedo, siempre estoy igualititita, pero ella me dice que me veo diferente. Yo contesto de la única manera que puedo, de la manera idiota y le digo "nada, solo tomé vacaciones"... sin embargo mientras pasaron los días noté que Canadá me había hecho algo más, severo y profundo como un taladro, algo se habia insertado en mi cuerpo así como "el séptimo pasajero"... bueno no tan dientón pero si increible... al paso de las horas noté que era algo que yo llamo el efecto Canada-Prozac.

Comenzaré por el principio (porque no se me ocurre otra forma de hacerlo, je je je).

Primer día en Toronto, bajo del Airport Express y tengo que caminar al menos 10 cuadras para llegar al hostel donde me instalaré por 7 días, y por suerte se encuentra en el centro de la ciudad. Camino por calles extrañas, agenas, y llego a la primera esquina, nada nuevo, en México también tenemos semáforos peatonales. Pero de repente noto que no es el efecto del café del avión, ni de mi lonche de waffles, ni del aterrizaje, no estoy delirando ni estoy en un sueño, y es que aquí los automoviles van a 40 km por hora, es un desfile de tortugas si lo comparas con Eje Central, es una locura, los coches van tan lento que tengo miedo de ser aplastada por uno de ellos (claro, en cámara lenta), porque después de aventurarme a atravesar calles como Universidad, Vertiz, Eje Central, pues simplemente no se puede, no puedo calcular esa velocidad, es en serio conducen lento en las calles del centro. ¡Vamos, es una ciudad! y conducen lento, plop.

Por si fuera poco tienen otras reglas extrañas que no reconozco como preferencia peatonal y respeto por los cruces peatonales, y así como para rematarle, todo esta silencioso, nadie toca el claxón, nadie ¡nadie! Para este entonces estoy segura de que moriré, ya que nada de esto tiene que ver con mis referencias defequeñas que he adquirido. ¡Qué va a ser de mi en este lugar!




Después de instalarme, decido dar una vuelta por el barrio, empezar a explorar. Frente al hostel hay una Iglesia que tiene su parque y segunda sorpresa, ¡Hay gente sentadas en las bancas descansando! ¿Desca... qué? Enumeremos, Ciudad Silenciosa que Descansa, en ese enunciado parece haber palabras contradiciendo todo... simplemente no puedo creerlo ni comprenderlo y lo único que puedo hacer, es sublimar mi ignorancia y reirme de ello, ja ja ja.... El segundo día estoy igual de desorientada, todas mis referencias se han movido y lo único que puedo pensar es que la gente, en Toronto parece que toma Prozac, pero en serio toda la población. Porque manejan lento, parece que no tienen prisa por llegar a algún lado, no tocan el claxón, prefieren un peatón caminando que un coche avanzando, y descansan a las 6.00 pm, estan sentados en parques sin hacer algo. Porque además la mirada social no es tan severa como lo es aquí, cada quien se viste como gusta y nadie se fijará si traes el último trapo al grito de la moda, otra cosa importante, adoran hacer ejercicio, es un culto, pero pocas personas lo hacen con el afán de ganar una bella figura con ello, simplemente lo hacen porque es divertido correr en el muelle, o salir a andar en bicicleta en las Islas, o jugar voleibol en las playas... es divertido y no hay presión en eso...

Ya que la pintan así, y le anexamos condiciones de seguridad social con baja tasa de desempleo y unos parques bellísimos con bancas para sentarse ¿quién puede estar estresado? Pues nadie, todos los chicos en Toronto son relajados, el mismo efecto que produce el prozac. Bueno, la sensación de relajamiento es tal, que después de estar tres semanas allí "I became one of them" sin notarlo... guau, una conversión dificilísima, pero la lograron... regresé a Mexico y la vida es bella, y todo es posible, y lo que nos estorba hay que desecharlo, y la vida simplemente fluye, y continua su irreversible paso, eso queridos compatriotas es el efecto Canada-Prozac.




Hay una regla que siempre recuerdo, uno nunca puede observar objetivamente algo mientras se encuentre sumergido en ese algo, la razón es simple: vivimos en un mundo de referencias. Todo lo que percibimos forjan nuestras referencias y lo que somos se enmarcarán en estas, pero cuando salimos, conocemos nuevas referencias, peores o mejores, no lo sé, pero por el simple hecho de ser nuevas, pasan a ser otro punto, y ahora, podremos compar y ver objetivamente en lo que estamos sumidos, detectar nuestros errores pensando en que hay otras formas de vivir esto que llamamos vida, y es imposible hacer este proceso de otro modo. El efecto Canada-Prozac me hizo notar muchos de mis errores como persona, ver la deficiencias y cambiar mi mercado de valores, nada será igual, después de este viaje, habrá nuevas referecias y nuevos valores, sabiendo que más tarde todo volverá a cambiar una y otra vez... una y otra vez



2 comentarios:

ñojitzu dijo...

Lo único constante es el cambio mi estimada, así que ¡renovarse o morir! Espero que efecto Prozac le dure pa' largo y a semejanza de canadienses y europeos le demos duro al estudio y al ejercicio ¿vale mi roommate?, Saludotes
Olgucha

Cesar dijo...

Que bueno que disfrutaste tu viaje y que aprendiste mucho de el (espero un día ahorrar y conocer esos bellos lugares), y pos nimodo (como dice mi sobrino) ya estas aquí de nuevo. ojala tengas muchos más viajes en tu vida.

Sale Jetzucha y que sigas Bloggeando

Cesar

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Chica semichilanga busca el sentido de la vida y la respuesta al secreto de la misma... con intentos fallidos