3.24.2007

Bolso de Gatubela

El peor miedo de todos. Un día cualquiera llega tu jefe a la oficina (por no decir intento-de-escritorio en medio de un labo), te mira como a una víctima más que encontró en su camino, y dice: “sube a mi oficina” -musiquita de Psicosis de Alfred Hitchcock y un grito en el silencio, ¡nooooooooooo! Chaz chaz chaz.

Como no tengo ni la más pálida idea de qué quiere hablar mi jefe y solo me dice que es por lo del proyecto agarro mi mochila y la empiezo a llenar de todas aquellas cosas que podrían servirme para hablar del proyecto. Mi computadora –alias la chinguetas, la bitácora, la libreta de técnicas, los resultados del día, las correcciones de mi artículo, plumas, marcadores, memoria USB –alias la Chiktrónica, los artículos recién leiditos, mis post-it de colores chiga-retinas, la palm, ¡ah! y mi vaso para cafecito, todo eso va a la mochila.

Entonces, mi mochila adquiere el supernombre de bolso de gatúbela, porque si Batman tenía su cinturón cuando salía a salvar a Ciudad Gótica, yo, Gatúbela* debo tener algo semejante, y sólo se me ocurrió que todo lo que cargo, como buena fémina que soy, cabe en algo como un bolso. Cuando era toda una parvulita inocente, decía que esas que usaban un bolso era fresas y cursis, y ¡oh-calláte-destino!, ahora compruebo que las mujeres sólo podemos concebirnos con un bolso y mi hipótesis, es que, todas la Gatúbelas tenemos un bolso.

Las mujeres cargamos cosa y media, que a veces sirven y otras tantas no, pero siempre andamos con todo lo necesario para surtir una guerrilla, librar al mundo del mal, preparar comida para un regimiento y construir una torre de lanzamiento. Cuando una sale de la casa, para ir al trabajo, de allí a las clases de flamenco y al final del día verse con el cuanchancuan, una debe salir preparada. Y nunca, pero nunca, falta el amigo que te ve con tus miles de bolsas y pregunta ¿y que tanto llevas allí?, la respuesta es lógica y ahorita misma se las doy a todos aquellos hombres que han vivido sumidos en la ignorancia, las mujeres llevamos en nuestro bolso todo lo necesario para vernos bien en cualquier ocasión y sobrevivir cualquier desastre natural-social (je je je), porque déjenme decirles que para que una se vea bien, se requiere tiempo, esfuerzo y equipo, y no me refiero a cualquier equipo, me refiero a maquinaria pesada.

Entonces, es casi un hecho, toda mujer necesita un bolso, pero en este momento, justo lo estoy diciendo no faltará la que diga “¡no!, yo puedo librar la vida sin bolso” así que reformulo. Ser Gatubela -tener un empleo (en la industria, en el gobierno, en la casa, pequeña o mediana empresa, lo que sea), implica que las féminas seamos super mujeres la mayor parte del tiempo, así que estoy segura de toda Gatúbela tiene un bolso para salvar al mundo, y si no me creen, pregúntenle a sus mamás cuando los sacaban a pasear, ¿o qué? Creen que los mocos se limpian solos. (je je je)

Desde algún lado del mundo.
La Jetzucha.



*Me he denominado como Gatúbela. La Gatubéla de Luc, mi jefe.

3.21.2007

Los rudos contra los tecnicos.




En la vida, las luchas se han simplificado (por lo general) a dos bandos: el bien contra el mal, Dios contra Satanás, los aliados contra la triple entente, el Santo contra los Zombies, Bush contra “los demás”, Goku contra Tao Pai Pai, la Pantera Rosa contra el Inspector Clouseau, América contra el Chivas, etcétera, etcétera, equipos más, equipos menos, pero al final del día, todo se resume a los rudos contra los técnicos; los que juegan sucio contra los que pelean con todo el honor y la gloría que un guerrero puede tener.

Bueno, para conformar el bando de los rudos y el de los técnicos del panorama mundial, la BBC World Service llevó a cabo una encuesta durante tres años (2005-2007) para saber las opiniones que se tienen a nivel mundial de diferentes países. Entre los países encuestados se encontraron: Inglaterra, Canadá, China, Francia, India, Irán, Israel, Japón, Corea del Norte, Rusia, Venezuela y aquellos que conforman la Unión Europea. Se encuestaron cerca de 28 000 personas, donde la pregunta clave de todo fue ¿qué países tienen una influencia negativa o positiva?.

Los resultados de la encuesta se muestran en la siguiente gráfica*.



Acorde a las barritas, el bloque de los rudos está integrado por Israel (como el más rudo), Irán, los Estados Unidos y Corea del Norte. En el equipo técnico, está Canáda (el pan de dios), Japón, la Unión Europea y Francia (el país del amor, ahhhhhh), -sólo les faltó el Alushe para que estuviera bien cuco el equipo.

Ahora, de esos rudos, Estados Unidos destaca. Y como diría Napoleón ¿Qué es el poder sin la imagen de poder? , no solo basta ser malo, sino que los demás deben tener esa percepción, así que encuesta continuó, las visiones negativas del país del norte país están distribuidas en Europa (especialmente Grecia 78%, Alemania 74%, y Francia 69%) y en países musulmanes (Indonesia 71%, Turquía 69%, Egipto 59% y Líbano 58%), principalmente. Mientras que en África y en la Filipinas no son rudos, sino técnicos (Nigeria 20% y Kenia 20%).

Claro que después de la gira del presidente Bush por América Latina, no hubo necesidad de números y encuentas. Y porque una imagen dice mas que mil palabras...







Je, je, je, lo que me hizo mucha gracia fue leer una noticia en la que sacerdotes mayas le dieron una limpia al lugar después que los malos espíritus se fueron....



*BBC World Service. Program on International Policy Attitudes. May 2007.

3.10.2007

Ese era Christopher

El biombo de vidrio era, según él, la cifra de su vida porque sugería cómo, desde la más profunda oscuridad, un cuerpo va desprendiéndose lentamente de ilusorios pellejos hasta ser únicamente él; revelando, en ese instante, su más legítimo perfil. Su deseo era llegar a esa definición de sí mismo; y sin esa premisa (y esa esperanza) Christopher no hubiera soportado la vida. Por eso, huyó de la casa familiar; allí se sentía preso de una legión de falseadas pieles, las que sus padres adhirieran instintivamente a él, esos antepasados que su madre recordaba con devoción maniaca. Whittlesey pensaba que para despojarse de aquel fardo de fisonomías yertas debía afrontar el riesgo y la oscuridad. Oriente representaba para él esa oscuridad y lejanía: perderse en ciudades viscosas como ciénegas, soportar el sofoco de las largas travesías marítimas, enfrentarse a la desdicha una y otra vez. En cada nueva encrucijada un miembro de la quimera se iría desprendiendo y llegaría un día en que se vería a sí mismo en toda su nitidez, como ese cuerpo que hace epifanía tras haber remontado el pasillo de los espejos. Por eso no le importaba verse de nuevo perdido: su norte era su deseo de encontrarse, y aquel lugar le estaba mostrando, con el rigor de un teorema, el sentido de su vaga enrancia por China.

Años de extravío. Bélver Yin. Jesús Ferrero.


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Chica semichilanga busca el sentido de la vida y la respuesta al secreto de la misma... con intentos fallidos