8.18.2008

4 de Agosto

5.00 am, algo en aire me despierta, primeras sensaciones de estar en otro lugar. Hay voces en el ambiente, corrijo: hay una sola voz en el ambiente, viajando como mensaje montado en tortuga mítica que se mueve por el aire como moviendo los siglos que el mismo eco ha resonado en la ciudad, que se ha debilitado con los muros de los sultanes y que termina aún así, llegando a los oídos de los que se levantan pensando en Dios.

Tal vez por la misma inercia, tal vez porque también es mi llamado me levanto, con un lento ritmo me cambio y salgo a calle ¿Será seguro? Los mitos occidentales me han rodeado toda mi vida, estoy en un país que aún no entiendo y en un mundo del que solo tengo memorias de cowboys y malos, pero el panadero de la calle ya está despierto, y los camiones que vienen a dejar víveres a los lokantas cercanos hacen un bullicio temprano, la mañana es fresca y hay un hombre vestido de blanco que viene de la Mezquita.

Mirándolo bien todo parece inofensivo, no parecen terroristas, no parecen tener la mirada de querer lapidarme, no parece nada de lo que me habían hablado. Es más, el hombre que viene de rezar no parece fanático religioso, me ha mirado como los hombres compasivos miran, nada severo, nada despreciable. Dicen que las primeras impresiones son las que cuentan, asi que decido caminar más allá de la calle del hostel llevando solo la cámara fotográfica. Subiendo llego al corazón de Sultanahmet y de primera vista, clara, limpia, sin turistas, sin vendedores, sin nadie que la prostituya, está la Mezquita Azul, reposando frente a su rival eterna, Santa Sofía... ambas esperando en nuevo día como lo han hecho por años, ambas imponentes por fuerza de quiénes las construyeron, y entonces sin quererlo obtengo la mejor la bienvenida que se me pudo dar, un amanecer tras muros de 1500 años de antiguedad... imponente... Santa Sofia... Así estoy en otro lugar, en donde el mundo de mis referencias se ha movido, en donde sé muy poco y tendré que aprenderlo todo, en el allá... en Estambul.

1 comentario:

Cesar dijo...

El occidente nos construye mitos, los cuales nos los creemos como si hubiéramos estado ahí, gracias por compartir tu experiencia.

Bloggea pronto.

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Virtudes y Desaciertos

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Chica semichilanga busca el sentido de la vida y la respuesta al secreto de la misma... con intentos fallidos