2.05.2008

Y que haya cuerpos...

Y que haya cuerpos. Vivos, abiertos yacientes y ávidos aún entre la bruma de la melancolía. Que haya siempre cuerpos, en habitaciones suaves que respiren, en calles arboleadas y entre flores. Cuerpos capaces del desnudo completo, limpio, perfecto. Labios húmedos que se comuniquen las últimas noticias de la espera. Húmedos cuerpos que respiren y duerman en calma profundísima junto al deseo que duerme, y que en el deseo despierten y se muevan suaves en la oscuridad lo mismo en que en las más clara luz.

Que ya la soledad deje de ponerle candados a los cuerpos y el frío no nos reseque más la piel y las ganas y la entrega fragilísima.

[...]

Que podamos andar y rozarnos al andar en el silencio, brazo con brazo y con mirada.

Que haya cuerpos, que las tristezas caigan rodeando nuestro abrazo como un mar oscuro que protege. Que el dolor de estar vivo no nos duela en el cuerpo. Que nuestra sorpresa de criaturas sobre el mundo sea luminosidad de azoro en las miradas de cara hacia la vida, de frente a nuestros cuerpos y que sea inmenso y amoroso el beso que nos salve del miedo espeluznante ante la muerte



Adriana Diaz Enciso. O para aquellos fanáticos de Santa Sabina, una de las escritoras de cabecera de la letra de sus canciones.

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Chica semichilanga busca el sentido de la vida y la respuesta al secreto de la misma... con intentos fallidos