2.24.2007

Fresipandros en concierto.

Existen dos tipos de etiquetas que odio en el mundo: las de la ropa y las de “denominación social”. Con las primeras, una perfecta tuzada de tijerita basta. Las segundas tienen una raíz más profunda clavada en el cerebro humano. (Todo viene de la probabilidad. El cerebro humano es un computador de eventos que obtiene probabilidades para sobrevivir, “la probabilidad de que pase algo”... Pero esa es otra historia.)

El asunto es que, desde que tengo memoria repugno las etiquetas de “denominación social”: fresas, cholos, nacos, rockeros, grupis, ñoños, amazonas y raritos, etc., etc., la razón, es porque simplifican nuestra vida. Cuando se etiqueta, uno no se esfuerza en comprender a una persona, simplemente se le monta un estereotipo y se le atribuyen las características de su grupo asignado, el proceso es normal, el cerebro necesita ahorrarse chamba cuando procesa montones de información, así que lo hará, pero jurénme que lo odio. Sin embargo, después del Jueves no pude sino etiquetar y así fue como surgieron los fresi-pandros. La historia de mi corrupción va más o menos así.



El Jueves pasado, después de esperar dos años fui a mi primer concierto de ODB, que no tienen nada que ver con OV7 o RBD, nada, cero. ODB es el nombre cariñoso de un grupo español llamado Ojos de Brujo que fusionan diferentes palos del flamenco con dub, rap, rítmos árabes, e incluso en su último álbum ritmos hindúes y mucho más rap. En primer lugar el concierto tuvo una malísima difusión, más bien, no tuvo. En segundo lugar el concierto fue en el Salón 21, en Polanco. En tercer lugar, los boletos costaron ¡300 baros! más el cargo del “amo de los boletos” –the ticketmaster. La conjugación de todos estos elementos más el calentamiento global, resultó en una gigantesca congregación de gente “fresa, fresa, fresísima” que además vestía ropa pandrosa, pero de algún diseñador seguramente. Yo los llamé fresi-pandros, y no era etiquetar por etiquetar, lo notabas a simple vista, me sentía como Gandhi en medio de Hooligans. Chicas super arregladas con bolsita y monada encima listas para cantar una rola llamada El Confort No Reconforta. Este fue un momento idóneo para definir la palabra congruencia, o más bien lo que no era, ya que dudo que más del 20% del público hubiera oído a conciencia la propuesta de Ojos de Brujo, y ese 20% se atribuye a los perdidos que ahorramos nuestros 357 pesitos para poder darnos el lujo de oír a un grupo como Ojos de Brujo. Y miren que soy holgada para aventarme jucios, ya que dicen que quien a hierro mata a hierro muere, y la neta odiaría ser prejuzgada con tanta severidad, que seguramente lo he sido. Pero los fresi-pandros merecían un título de identidad ya que se habían esforzado tanto en forjarla, y digo, honor a quien honor merece.

Bueno, bueno, además de sentirme fuera de lugar durante el concierto –cuando debía sentirme identificada, el tener un concierto con fresi-pandros tiene sus riesgos, riesgos de los que un amigó me advirtió esa misma tarde cuando le dije que el concierto era en Polanco: "Mira lo peor de ir a conciertos con gente fresa es que tienden a imitar. Por ejemplo si vas a un concierto acá barrio de la Maldita Vecindad, todos saben bailar slam, son profesionales, así que nadie sale herido, todos se divierten y regresan sanos y salvos a casa, pero los fresas (en nuestro caso los fresi-pandros) imitan, es decir, no saben lo que hacen, así que habrá heridos y prepárate para ser golpeada." Ja ja ja. Cuando éste sujeto hizo su excelente anotación me reí, seis horas más tarde estaba cuidándome las narices porque dos tipillas no sabían que tenían 5 metros enfrente a ellas para bailar a todas margaritas y amenazaban la integridad de mis juanetes. Así que fresi-pandros si van a un concierto y quieren bailar, practiquen antes de ir a un concierto, ya sea saltando en su camita o aprendan a tener conciencia de-otro-ser-en-su-espacio, aunque esto sea tal vez lo más difícil, porque atenta contra sus principios étnicos religiosos.

El concierto estuvo a todas margaritas, lleno de fresi-pandro, pero finalmente lo chido fue la música. Además, si no hubieran existido los fresi-pandros, no le hubiera dado vuelo a la tijera y mucho menos hubiera escrito este blog sin-ton-ni-son. El grupo tuvo una actuación que ameritó todo, absolutamente todo, además abrieron con la rola que más me gusta de su último álbum, así que no me puedo quejar. Ahora queda ver eso si de que, puedes pasar por la mierda y no llenarte de ella, así que por favor, vigílenme durante los siguientes días, porque tal vez el haber estado con fresi-pandros es porque en el fondo yo sea una de ellos, y salga del closet de diseñador a causa de una mordida letal en el brazo, como los zombies.

Escribiendo desde algún lado del mundo.
La Jetzucha.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si también habras tenido broncas con la bolita de eslam masculino, esa es peor porque los cuates se sienten bien machotes -claro, ya con unas cuantas fumadas de su cigarrito de mota- y se lanzan con los codos contra quien se les ponga enmedio!

También he a Ojos de Brujo en vivo y la verdad es que vale la pena sufrir un rato con estos cuates, la música lo vale.

Mas suerte para la proxima vez que vayas a Polanco a un concierto. Y cuidate porque los fresipandros pueden aparecer casi en cualquier lugar....


Saludos

m

La Jetzucha dijo...

Y para mi desgracia, ya compré mi boleto para el próximo concierto de Placebo que es en ¡salón 21!

¡nooooooooooooooo!

Pos ni modo, creo que si soy fresipandra y la vida me lo esta restregando en las narices.

pos quien nace para maceta, del corredor no pasa : (

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