8.02.2006

A chronicle of early failure.

Cometer errores es parte de crecer. Además 'meter la pata' nos invita a formar parte de un grupo, a pertenecer al género humano, errarum humanum est; así que los jamás se equivocan, pues humanos no son, y conste que yo no lo dije.

Para todos aquellos que tenemos corazón de pollo y lo combinamos con una perpetua tendencia al perfeccionismo, el error tiene un terrible efecto secundario: caída en picada de la autoestima. En ese momento la vida se pone en números rojos y antes de tener una soga en cuello, corres a la librería a comprar montones de libros de autoestima. Un libro que te dice que eres el mejor, que siempre serás único, que podrás superar cualquier cosa porque los seres humanos estamos hechos para la sobrevivencia. Donde enunciados convincentes que te exponen de mil y una formas que estás hecho para el éxito, para triunfar en la vida; y que algún día cada pueblo del mundo tendrá una estatuita de bronce en su parque principal con tu nombre, tu busto estará en las monedas de 1 peso y una constelación tendrá tu nombre.

A mí me encantan estos libros, porque te inflan el ego mejor que un vendedor, y la verdad, las dosis de adulación no me cae nada mal. Lo malo es cuando estás convenciendo a tus amigos letratos que pese a que eres un simple mortal, lees literatura, entonces ni por error debes mencionar para nada los 'libros prohibidos", porque echarán a la hoguera todos los títulos de Carlos Cuauhtemoc Sánchez o Miguel Angel Cornejo.

Sin embargo, existe una salida triunfante de esta dicotomía, Paul Auster. Paul Auster (1947- ) es un escritor nacido en Nueva Jersey, que al contrario de muchos escritores, decidió no tener una doble vida, nada de banquero-escritor, científico-escritor, u otro algo-escritor. Decidió escribir y sobrevivir de ello.

Su primer libro fue de carácter biográfico, The Art of Hunger (1982). Si Pitágoras no me engaña, Paul Auster tenía 35 años cuando 'El Arte de la Hambruna" estuvo disponible en las librerías. Previamente había tenido varios trabajos temporales, siendo el de traductor uno de los más rentables y constantes, pero por cómo cuenta su historia, siempre se preocupaba por el dinero siendo la cosa por la que menos quería preocuparse. Así que, échenle cuentas de la experiencia en el campo de la hambruna para cuando termina de escribir este primer libro.

Hand to Mouth, A chronicle of early failure (1997) es también uno de sus libros biográficos, y aquí tan sólo desde el título me encantó. En Hand-to-mouth Paul Auster narra cómo trabajó y falló, cómo intentó y continuó fallando, de hecho llega un momento en el va andando y vé un letrero de los '10 más buscados' y nota que conoce a ocho de esos sujetos. Mientras uno lee el libro siente que quedaría música de violincitos de fondo, porque realmente es una tragedia ver tantas fallas, pero lo narra con un estilo tal, que realmente llegas al humor negro, al sarcasmo, a exprimirle todo lo triste a la realidad y lanzar una carcajada fuerte que diga: y sigue la mata dando.

Cuando terminas de leer el libro, viene la reflexión. Si a este sujeto, que ahora es considerado como uno de los mejores escritores de Estados Unidos, le fallaron tantas cosas y ha sobrevivido, entonces a mi no me puede ir tan mal después de quemar lo frijoles. Eso sí, hay que tener temple para soportar el fracaso, y entonces es cuando digo: 'mi sarcasmo me va a llevar lejos' (ja, otro sarcasmo).
Ahora, aquí hay que observar dos cosas: 1) si ésto te levanta la autoestima porque hay pruebas empíricas de que, el error realmente es algo 'normal' que debe ocurrir en tu vida, y que cuando ocurre sólo te queda curarte la herida y continuar, o si 2) te alivias porque te encanta ver a la gente que sufre. Si sucede 1, entonces digamos que aprendiste la lección de la manera más admisible en nuestra sociedad, del lado del bien, pero si escogiste 2 (sin opción de escoger lo que hay tras la ventanita 1) creo que hay un problema moral, porque la sociedad no ve muy bien que uno se ría del dolor ajeno, yo por eso opto de reírme de mi fracaso, es muy mío y puedo hacer con él lo que yo quiera, lo hice, lo creé y tengo derecho. Al menos tengo alguien de quién reírme. Ya después me sobo e intento continuar. De hecho, ahora que lo pienso, casi todas la buenas historias que cualquiera puede contar son de algo que fracasó en dimensiones catastróficas o de algo tan embarazoso que sólo es digno de una risa a pie suelto. Cualquiera escoge la forma en que quiere vivir con sus errores, aceptándolos y diciendo "pos si, soy medio pen...." o rechazándolos y dejando que nos frieguen desde el subconsciente, cada quien decide.

Cuando Descartes escribió el Discurso del Método, menciona primeramente algo así como: Esto no es una guía, es la forma en la que yo la he librado -claro que no dijo librado, porque en ese entonces la gente habla de otra forma, esta es una traducción más libre y metafórica, no literal. Pero eso es lo que finalmente quieren mostrarte los libros, las películas, o los abuelitos y los papás, nos muestran no la mejor manera de vivir, sino la que les ha funcionado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que todos los que nacimos pobres (o no con mucho talento para sobresalir pronto) necesitamos una doble vida, como por ejemplo yo, tengo una vida de seudo estudiante de Doctorado becado para poder solventar mis películas e idas al cine (Me gustaría siempre estar viendo películas, pero pos no se puede).

Lo interesante también es que lo que realizas para poder solventar tu otra vida tambien te guste.

Facilidades por tu mes de blogs.

ñojitzu dijo...

"Echando a perder se aprende", o al menos así reza el refrán, o si uno lo quiere ver así "La letra con sangre entra".
Sin olvidar que "Sabe más el diablo por viejo que por diablo", sin embargo todo trae consigo una responsabilidad, y en cuestiones de consejos lo que es bueno para mí, puede que no lo sea tanto para tí. En fin, toma lo bueno, aunque suene a comercial y sigamos sobre el camino.

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Chica semichilanga busca el sentido de la vida y la respuesta al secreto de la misma... con intentos fallidos